Cuando empecé con esto de compartir mi renovada afición por los juegos de mesa con M, siempre tenía en mente los momentos que viví jugando al Hero Quest.
Por eso dado que mi copia del juego estaba desaparecida en casa de ama (aunque me congratulo de haberla encontrado recientemente), estuve barajando de entre las opciones de juegos de mazmorreo que había en el mercado, primando la simplicidad de reglas, la temática, que fuese cooperativo y que hubiese magia, dada la predilección de M por tomar el control de magos y hechiceros.
Tras mucho buscar, la decisión se torno sencilla, y el elegido fue el Mice & Mystics, editado en castellano por Mas Que Oca.
Una decisión que se ha tornado en todo un éxito, ya que en estos momentos Mice & Mystics es la primera alternativa de ocio para M, por delante de consolas, móviles y otros juegos de mesa.
El juego te pone en la piel de unos personajes, capitaneados por el príncipe Collin, que para escapar tras ser hechos prisioneros por la malvada madrasta de este, deben convertirse en ratones, y desde esta nueva perspectiva, intentar detener los terribles planes que tiene en mente Vanestra (que así se llama la susodicha madrastra).
Y si este pequeño párrafo os ha sonado a cuento, es porque precisamente lo es, el alto componente narrativo de las aventuras, convierten cada una de las partidas en un capítulo de un precioso cuento.
La mecánica es sencilla, y típica de los juegos de mazmorreo, en cada turno nos podremos mover y realizar una acción, entre las que se encuentra el típico ataque, a distancia o cuerpo a cuerpo, en función de lo que hagamos, y como lo hagamos, tiraremos un número de dados, en el que dependiendo de lo que nos salga en las caras tendremos más o menos éxito.
Las acciones de los enemigos vienen determinadas por unas sencillas reglas generales o por otras más específicas que pueda quedar reflejadas en la descripción del episodio en el libros de aventuras.
Si bien algunas situaciones parece que no queden del todo bien explicadas en las aventuras, una buena disposición, un poco de imaginación y un mucho de sentido común, consiguen que estas no afecten apenas a la experiencia.
Y a pesar de que el azar de esas tiradas de dados puede hacer que en un intento falles el episodio de manera estrepitosa y en el siguiente lo superes sin quitarte la gorra, y que si te pones exigente, para los más jugones igual se queda un poco corto, es un juego que recomendaría sin dudarlo. Y más para jugarlo con niños, como digo a M le encanta, y cada vez que nos ponemos con él, la cerca de hora y media larga que dura cada partida se nos pasa volando.
Pero no solo lo he probado con M, sino que también lo he jugado con su mejor amigo O, y que decir, un éxito, dos horas de partida en la que les deje tomar todas las decisiones y yo solo realice los movimientos y tiradas de los enemigos, y que ellos gozaron como nunca, disfrutando cada victoria ante los enemigos, debatiendo cada táctica a tomar y emocionándose con cada uno de los objetos conseguidos en las búsquedas. Tanto es así, que recientemente en el cumpleaños de O, su padre me dijo que este le había pedido un juego de mesa y que le había sugerido que me preguntase sobre cual podrían regalarle.
En estos momentos acabamos de superar, a la segunda tentativa, el capítulo cinco del cuento que viene con la caja base (ya nos hemos hecho también con las expansiones que tiene editas en castellano) y M, que en estos momentos está de vacaciones de Semana Santa, tienen muy claro que en estos cinco días que vamos a tener de fiesta tenemos que avanzar como sea en la aventura.
¡La Batalla de Barksburgo nos espera!